Si por algo se ha caracterizado el procesador i7 desde su lanzamiento es por haber sido capaz de permitir disponer de máquinas de gran potencia a precios más que asequibles.
Los procesadores i7 pueden ir ensamblados en caja rack 2U, ideal para clúster, o bien en un equipo sobremesa tradicional con el que podemos realizar tareas de ofimática mientras realiza los cálculos que nos interesan.
La octava generación de procesadores i7 nos permiten montar hasta 12 hilos (6 cores reales) de gran potencia con una RAM de 32, 64, 128, 256 e incluso 512 GB, lo que abarca las necesidades de la gran mayoría de software de computación científica.
PROS: Potencia a un precio ajustado. Ideal para iniciar un clúster: Con un armario rack, un equipo que haga las funciones de servidor y tres equipos i7 puedes empezar tu clúster por menos de 10000 €, y en función de la disponibilidad, añadir todos los nodos que quieras.
CONTRA: El número de procesadores es limitado. No se dispone de placas duales para estos equipos, lo que hace que el número de cores sea inferior a los Intel Xeon. Esto puede llegar a ser un problema para programas altamente paralelizados o clúster con gran número de nodos.